UN HADA MUY PRESUMIDA  

 

 Cinty era un hada muy presumida, la verdad es que tenía una belleza muy particular y todos la miraban cuando paseaba por la calle admirándola. Lo malo de Cinty es que nunca estaba conforme, siempre deseaba ser más bonita todavía.

Un día decidió ir de paseo al zoo para que todos la vieran y se llevó su varita mágica, la cual, colocó prendida del pelo.

Al pasar junto a la jaula de la tigresa dijo:  - ¡Como me gustaría tener unos ojos tan bonitos como los de la tigresa!.  Dicho y hecho su varita le concedió el deseo.

Después llegó donde estaba el león y dijo:  - ¡Que melena tan hermosa, yo quisiera tener una igual que el león!.  De nuevo su varita hizo de las suyas.

Cuando se acercó a las jirafas las encontró muy elegantes y dijo:  - ¿Que hermoso cuello, ojalá tuviera yo uno igual!. La varita le concedió el deseo.

Cinty paseaba por el zoo viendo que la gente la miraba más de lo habitual y pensó:  -¿Que me estará pasando? nunca me habían mirado tanto.

Sacó del bolsillo el espejo que siempre llevaba con ella y al mirarse  - ¡Horrorrrrrrrrrrrrrrrrrrr! estoy más fea que "picio".

Llorando se fue a su casa donde la esperaba el hada jefe, que estaba al corriente de todo lo que había ocurrido, cuando llegó Cinty esta estaba muy seria y preocupada.

         El hada presumida no dejaba de llorar y entonces el hada jefe dijo muy seria:  -Esto te ocurre por presumida y vanidosa, tu eres muy bonita y no necesitas la belleza de los demás, cada uno tiene que disfrutar con lo suyo, entonces se es realmente feliz.

Cinty dejó de sollozar y mirando al hada jefe le contesto:  - He sido una egoísta se que me he portado muy mal.

Como por arte de magia un humo de color rosa inundó la habitación, Cinty volvió a su estado normal pero algo en ella se había transformado.

Desde aquel día su corazón fue generoso y amable. Y vivió muy feliz, no por ser guapa, sino por tener un buen corazón.

Y...  colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Cuento contado de la chimenea al tejado del tejado al foso para que no lo escuche ningún mocoso.

 

 

Cuento adaptado por:  M.Luz  para  ELENALAND

 

 

 

 

 

 

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